domingo, 1 de marzo de 2020

Síndrome de Diógenes


Lo que habrá sido el temporal
que en un rato el viento se llevó
tres barcos del puerto.
A uno lo tiró ahí nomás, del otro lado

de la escollera.
Con el tiempo fue postal y luego tumba
de algún boludo que andaba en moto por la playa
y se tragó su lomo
de Moby Dick metálico y muerto
en el límite variable de la orilla.
A otro lo soltó después
de quince kilómetros,
pasando Punta Negra.
Cuando baja la marea y hay alguien
mirando, sus cuadernas aparecen
como un costillar abierto en la arena.
El tercero gareteó
unas millas en dirección opuesta.
Es el único que llegué a ver,
un guiñapo de fierros oscuros
asomando en la rompiente
cuando tomábamos el bondi rojo
que hacía equilibrio entre el acantilado
y los pozos del camino a Costa Bonita.
Restos de naufragios y restos
de memoria aparecen a medida
que peino la playa en el mapa
para bajarme las fotos
antes de que cierre Panoramio y se lleve todo
lo cerca que puedo estar
del único lugar de mi niñez
a donde querría volver.
Tengo un síndrome de Diógenes,

pero con recuerdos,
o con objetos que disparan
y condensan recuerdos,
y multiplico nostalgias:
la de un mar que tengo
treinta años sin ver,

la de esa mañana que hablamos por teléfono,
salió el tema y te dije cuánto
me gustaría ir a Necochea
un fin de semana con vos,
la de los sitios de internet que desaparecen
con las fotos, las palabras,
la dopamina de cada like
y las certezas
sobre las cosas que estaban ahí
aunque no pasáramos seguido.

1 comentario:

  1. No se si viste uno de los stand up más famosos de Jim Carrey. El dice que toda vez que alguien le pregunta de dónde es? y el dice "Canadá" el que pregunta pone una cara....ahí se le congela la cara como sólo él lo sabe hacer y te dice lentamente Ca...Na...Dá
    Te digo esto porque cuando alguien me menciona Necochea yo debo poner cara de estar frente a un ventilador a toda máquina.

    Buen poema

    abrazos simbólicos

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