jueves, 14 de octubre de 2021

Vengo del barrio cervecero ♫


Sigo yendo a la esquina
donde se ve el contrafrente de tu edificio
para quedarme un rato mirando
las luces del balcón
en un trance parecido
al de la hinchada que repite sin parar
cincuenta veces su cantito
mientras el equipo pierde cuatro a cero.
Una sombra se mueve
con tu ritmo entre las ventanas
y es la mejor cercanía
que me puedo inventar
ahora que voy a mandarte un mensaje
de feliz año
y no me vas a responder.

4 comentarios:

  1. Aquí termina la quinta temporada de este blog. Una temporada que me quedó un poco lejana ya que los posteos estaban programados hace casi un año, cuando mi salud comenzó a transitar por un campo minado que hasta ahora, por suerte, no estalló, y que tal vez -como dijo la neuróloga- no estalle en el corto plazo. (También dijo un par de cosas que no son, y ellas menguaron la confianza que podría tener en sus palabras).

    Entre ese asunto, que tuvo mi cabeza muy ocupada, y la desgracia de haberle mostrado mis textos a un Escritor dañino, un abusador psicológico capaz de compararlos con listas de supermercado, con basura ("yo no soy un servicio de recolección de residuos") o directamente con nada ("la idea está, falta el poema"), medio que perdí el toque para escribir.

    Tampoco ayudó la -ínfima- repercusión que tuvo el libro que autoedité. Yo sabía que autoeditarse te dejaba afuera de algunas cosas, no sabía que te dejaba afuera de casi todo. Y nadie lo dice. Es más, muchos, como Fabián Casas, insisten con el discurso buenista optimista que te incita a autoeditarte, pero no dicen cuáles son las consecuencias.
    De todos modos, volvería a hacerlo: una vez que queda claro que no le importás a nadie lo suficiente como para que te editen, algo hay que hacer.
    (Últimamente, se sumó a las cosas desalentadoras la decisión de cierta Escritora de no publicarme en su blog si no era con mi nombre del DNI. Gente con alma de autoridad de mesa electoral... gente al borde del delito de discriminación).

    Por todo esto es por lo que no sé si habrá una nueva temporada el año que viene. Calculo que en algún momento un par de posteos haré, y si, finalmente, la imprentera tiene el tiempo para hacer la sobrecubierta que le pedí, seguro habrá post para anunciarlo; pero no sé si alcanzará para que sea una "temporada".

    Como sea, como siempre, a los que leyeron y les gustó y comentaron, gracias. A los que leyeron y no comentaron, también, pero no tantas. A la que leyó, le gustó, no comentó, pero compró el libro, especiales gracias.
    Y renovadas gracias a la señora del blog Emma Gunst, que publicó mis cosas sin preguntarme edad, nombre del documento, grupo sanguíneo ni nada.
    Hasta un nuevo encuentro y/o hasta un nuevo recuerdo.

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    1. Yo me lo sabía como "vengo del barrio de Boedo ♫ ", aprovechando que Fabián Casas es mencionado por aquí.
      Un amigo publicó una novela corta y F.C. era parte del jurado. Mi amigo ya se dió por premiado con que él lo haya leído. Igual perdió, jaaa.

      Hay mucha gente con alma de autoridad de mesa electoral, mucho alcahuete. Parece que la onda hoy es ser denunciante municipal, olfa del maestro de turno.

      Espero que andes bien de tu tema de salud.
      Por acá no tengo buenas noticias, bah: una de cal y otra de arena.

      Ojalá haya nueva "temporada", de todas maneras,
      abrazo gigante!

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  2. No hay registros en Sadaic (?), pero, según me dice Youtube, los de Quilmes tomaron ese cantito y le pusieron un poco más de la letra que ya tenía made in Buteler.

    Hay gente con alma de autoridad de mesa, hay guapos de internet, hay héroes personales –como FC– que hacen boludeces públicas y uno debe recordarse que "lo quiero para leer lo que escribe, no como cuñado"...

    Yo también espero que mi salud se sostenga del lado bueno.
    Y espero que esas cuestiones a las que aludís sean lo menos malas posibles.

    Gracias por pasar siempre y dejar palabras amables, haciendo que este lugar sea menos desolado y/o solipsista.

    Nos leemos...

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  3. La verdad, no sé por qué estoy callando los nombres de esas personas. No hay ningún juicio de valor en lo que digo (y si lo hubiera, ¿cuál sería el problema?), sino la nuda descripción de algunos hechos.

    Así, fue Valeria Pariso la que no publicó un texto mío en su blog porque no tenía mi nombre del DNI. Con ese criterio, tampoco va a publicar a Ioshua, a Susy Shock ni a Almafuerte.

    Y fue Franco Rivero el maltratador que, desde detrás de su teclado, comparó mis textos con listas de supermercado, con basura y con la nada misma; el pendenciero que ya ni sé por qué dijo "no entiendo el porqué venís a una clínica de obra a retobarte"; el manipulador que me dijo que yo lo agredí varias veces, que valorara que no me había pedido que leyera su obra para aceptarme en su clínica y que él había dejado afuera a otra gente para darme lugar a mí; el rey del gaslighting que primero me dijo "te lo tomás en serio, no lo hacés de recreación sino de emoción, de conmoción real" y apenas un mes después me dijo que "este tipo de escritura ignora el acontecimiento; escribe como quien fuma, por costumbre, por hábito, y ya no siente el sabor del cigarrillo".
    Y un sinfín de mierda más.

    A gente como esa, mejor evitarla.

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