jueves, 1 de agosto de 2019

Después de correr hay que elongar


Estiro los gemelos en un umbral propicio.
A veinte metros de la esquina, a veinte
centímetros de mis ojos, el vidrio opaco
de la farmacia refleja las luces
del viernes a la noche.
Rojas, blancas, verdes, azules, se derraman
por los bordes del rectángulo. Escapan
por la avenida perpendicular

como un pinball multibola
al que nunca aprendí a jugar.
Vuelven, hipnóticas e inabarcables, y cada secuencia
me dice en su morse de colores
algo que no puedo traducir.
Revés al noche la viendo. Revés

al noche la viendo.
Y me vuelvo
las dos cuadras a casa por la calle oscura.

2 comentarios:

  1. Yo estoy al derecho dado vuelta estás vos!

    A partir de cierta edad hay que elongar. A los 18 salía de noche, dormía un par de horas, me levantaba y jugaba a la pelota a la mañana. Sin movimientos precompetitivos ni nada era el que más corría en la cancha ida y vuelta como puntero derecho.
    Ahora si no elongo estoy tres días con todos los dolores del mundo. Ah, y en el campo de batalla me pasan los pibes por por ambos flancos.

    Abrazo!

    PD: Pinball multibola. Genial.

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  2. Esa cita (más o menos) velada... A algunos les gusta, a otros les hace ruido...
    Igual, me tiene que gustar a mí.

    Y sí, la edad...: la otra vez había un pibe en la plaza, era el que más rápido corría, imposible seguirlo, y corría con unas Topper de lona más propias de un rolinga que de un runner.

    Saludo grande.

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