sábado, 23 de diciembre de 2017

Cualquier excusa es buena


 
Un cortocircuito en los cables que van
dentro del techo
me obligó a estar
sin luz dos días.
Poco tiempo para desactivar
el reflejo que busca el interruptor
cuando atravesás una puerta.
Aunque tengo en la mano
la birome china con linterna,
trato de encender la luz del baño.
Con la falta de respuesta eléctrica me acuerdo,
sucesivamente, del corte, de la birome
y del vendedor sin fe que dejó una igual
sobre la mesa del bar y la quitó
de inmediato, antes de que nuestra conversación
pudiera alcanzarla.
Es decir, me acuerdo de vos.

viernes, 8 de diciembre de 2017

Tiempo y espacio


Salí a la calle un domingo a la mañana,
casi al mediodía.
Por la esquina de la facultad pasa
un 32. La patente empieza con A y tiene
los viejos colores de la línea 21. Atrás viene
otro, rojo y gris; el plotter del costado dice 117.
Sé bien dónde estoy. Ya vi
que dice 32 encima del parabrisas, ya sé
que los ramales a Olimpo cambiaron de dueño.

Sin embargo, la culata tricolor
abre una grieta en las coordenadas.
Colectivos de las líneas que menos vi en mi vida,
un sol ya olvidado iluminando una calle
irreconocible por el tránsito dominguero…
Esos detalles, unos cambios
aleatorios en la escenografía, podrían ser
indicios de una alteración espaciotemporal.

Capaz que este es otro barrio, que la vieja
General Paz está a un par de cuadras,
que la nicotina es la única droga
que conocés,
que estoy por terminar el colegio y que
nosotros podemos ser otros,
sin tantos agobios.
(Ya me compré el libro de Pizarnik,
y podría ser lo que nos convoque,
como fueron los discos
con Jagger y Richards).

Una vez en casa, debería orientarme
y reconocer el tiempo presente.
Pero la biblioteca y los sillones
y la mesa con su carpeta verde,
y este mismo aire,
inalterables por décadas,
me siguen confundiendo.