lunes, 14 de junio de 2021

Evidencia indirecta

El humo practica
una caligrafía árabe
en el suelo del andén.
Me doy vuelta y miro
a la locomotora
esperando hallar algo
acorde al sonido,
una columna negra, gorda y espesa,
como las que ilustran
los libros para chicos.
Pero no veo nada,
salvo cielo celeste y tren rojo.
Más adelante, unas palomas
leen en el piso
o en el aire la energía
de las que pelean por el borde
de un pan de pancho
y deciden que mejor
ser solo espectadoras.
Ahora que perdimos la visión
de la mitad de nuestras caras
y no podemos usar
el lenguaje que inventamos
dándonos la mano un segundo
en el momento de la despedida,
te voy pedir que nos miremos fijo:
no sé si vas a ver
el power que sale de tus ojos,
seguro vas a ver cómo me pega.

(Te voy a pedir que acerques
una de tus manos
a una distancia prudencial,
no sé si vas a ver
el power que sale de ella,
seguro vas a ver cómo me pega.)