sábado, 1 de agosto de 2020

Boca


El ojo entrenado
de mi encarnación recolectora,
alta visión periférica,
detecta un porrón
retornable de Quilmes
que dejaron en el alféizar
del hueco donde se empotran
las rejas de la plaza.
En el movimiento continuo
con que lo agarro sin detener
la marcha y lo giro para descartar
el líquido que pudiera quedar en su interior
encuentro la huella roja
que dejaron unos labios
pintados en la etiqueta que abraza
su cuello cuando alguien
tomó su birra del pico.
Es mi cumpleaños y ese rouge
es lo más cerca de una palabra
que voy a estar.